BAQUEDANO
O la metáfora del sin sentido
(Publicado
en www.laregionhoy.cl)
Por Gonzalo
Gajardo Vistoso
Profesor
de Historia y Geografía, Mg. En Gestión de Proyectos Urbano Regionales UVM,
Alumno Mg. (c) En Patrimonio UV. Director Fundación Senderos Culturales.
“de
los sentidos es de donde proviene toda credibilidad,
toda
buena conciencia, toda evidencia de la verdad…
Arraigo
es <<ostinato>>.”
Charly
Pérez, <<Desarraigo>>. 2016
Durante
estos días, hemos conocido la noticia de un hecho más de vandalización –
ahora extremo – del monumento al General
Baquedano, emplazado en la otrora plaza Italia, hoy plaza de la Dignidad.
Es largo
el listado de acciones acometidas en contra de este, algunas anecdóticas otras
no tanto. La última fue el intento de fundición del bronce in situ. Diversos
bienes patrimoniales materiales – muebles e inmuebles – han sufrido gran daño a
lo largo del país, no es necesario abundar en el catastro.
El
contexto es conocido; tiene que ver con el denominado estallido social, que no
es otra cosa que la crispación social dadas las injusticias acumulada por
décadas… o siglos.
¿Por
qué ha ocurrido esto?, ¿Qué causas han propiciado que civiles de a pie,
vuelquen su ira contra objetos valorados? La respuesta del Ejército de Chile,
reserva moral de la patria no se hizo esperar;
la causa sería, el anti – chilenismo de algunos. Una respuesta simple y
útil.
Desafortunadamente,
la compleja problemática indetitaria, cultural y patrimonial que encierran estos
hechos, no se explica por la simple relación causal odio – daño.
Se
puede hipotetizar la problemática desde diversas perspectivas y enfoques. Todos
irán a parar en última instancia al campo de la violencia simbólica desatada. Para
comprender el problema, es necesario pormenorizar y especificar, más allá de
generalizaciones y consignas a conveniencia.
El
Patrimonio cultural, los bienes y dispositivos de valoración que lo conforman,
pueden significar en términos societales dos cosas. Memoria; entendida esta
como la Historicidad del presente y las representaciones de su orden y Arraigo;
entendido como el sentido de familiaridad con aquel presente y el apego hacia
sus representaciones.
En
este comentario, queremos abordar en breve la difícil cuestión del arraigo; bajo
una perspectiva Humanística (experiencial),
que dé cuenta de la crisis sostenida en este orden de consideraciones y que
afecta – desde hace mucho – al Patrimonio, no solo en nuestro país sino en el
mundo entero.
En una
notable obra (por su consistencia y brevedad) publicada en México durante 2011,
titulada devenir, patrimonio e identidad.
Breve ensayo sobre lo propio, los filósofos chilenos Patricio Brickle y
Miguel Norambuena se refieren, aparte del fenómeno de desterritorialización
(Deleuze y Guattari) que atraviesa la cuestión indetitaria, al “temple”
(Heidegger); concepto que da cuenta de la problemática del desarraigo y la
crisis de valoración patrimonial a la que asistimos, desde el ámbito de la estética.
El
temple se entiende como; conmoción interior, animosidad, sentimentalidad frente
al mundo. Sin temple no podríamos comprender ontológicamente el mundo ni
identificarnos con aquel. Sin temple; perdemos sentido, identidad y en última
instancia arraigo y lugar.
“El sentido es, en consecuencia, algo
así como una proyección de nuestra vida, de la vida de cada cual, de la vida de
un país. Un horizonte posible, sensato. Esa dirección, ese sentido, lo
<<captamos>> no con una inteligencia racional, sino con algo mucho
más sutil, con los sentidos, con nuestros mundanos sentidos” (Norambuena y Brickle;
2011).
Los
hechos ocurridos en torno al patrimonio en el último tiempo, nos hablan
efectivamente de una situación <<insensatez>>
generalizada, en relación al mundo que nos rodea. Pero en virtud, no de un
accionar deliberado, sino a razón de la enajenación, hostilidad, impropiedad e
irreconocible condición con que se nos presenta el paisaje y el hábitat
simbólico. Chile ya NO tiene <<sentido>>
para los Chilenos, porque estos han perdido el temple. El desarraigo, causa principal
de la violencia simbólica ejercida, es más perplejidad y desconcierto que odio.
La
voz última de los militares, apela a un sentido monumentalista, arcaico y
unilateral del patrimonio y de la identidad nacional. Mismo sentido que hoy se
desploma frente a la profunda crisis de hegemonía (Gramsci), que experimenta la
sociedad chilena.
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